Inicio » La gestión del miedo por Carlos de Sanjuán

La gestión del miedo por Carlos de Sanjuán

Hay un miedo natural, funcional, que surge ante un peligro externo. Se trata de una emoción adaptativa que tenemos y que nos resulta útil para la supervivencia. Nos sirve para anticiparnos y superar el peligro real que se nos presenta. Sin embargo, existe otro tipo de miedos que guardan relación con nuestro modo de ver, interpretar y posicionarnos ante nuestro entorno y, en última instancia, ante nosotros mismos. Se trata de un miedo que no está ajustado al hecho o causa que lo produce. Es, por tanto, un miedo que nace, se consolida y retroalimenta en nuestro interior.

Éste segundo tipo es al que quiero referirme aquí. Es fuente de un plus de sufrimiento gratuito y, sobre todo, representa un obstáculo para nuestro vivir y relacionarnos con nuestro entorno y con nosotros mismos.

Existen dos miedos básicos, que tienen una estrecha conexión con otros dos más profundos, que son:

  • El miedo al fracaso, ya sea a no conseguir lo que se desea o a perder lo conseguido.
  • El miedo al rechazo: no ser querido, aceptado, valorado, reconocido, etc.

Ambos, como antes decía, tienen una vinculación estrecha con: el miedo a ser como soy, es decir, a ser yo mismo; y el miedo a ser libre, es decir, a enlazar con mis deseos, con lo que yo quiero, y traducirlos en actos de vida.

Sea cualesquiera las causas del miedo, el primer paso para poder manejarlo es ser consciente, tomar conciencia y consciencia de que está, de los efectos que tiene sobre nosotros y, si es posible, de las causas que lo generan.

Ser consciente y ensanchar nuestra consciencia es el primer peldaño para poder manejarlos, canalizarlos y gobernarlos; de tal modo, que no sean ellos los que nos gobiernen a nosotros. Mirar nuestros miedos cara a cara, es, a su vez, el primer paso para mirarnos a nosotros, no al personaje que hemos creado y alimentado, sino a quien soy yo.

A partir de quien soy yo y cómo soy yo, cuales son mis deseos y el sentido (valor) que tienen para mí las cosas, cómo trazar y realizar el camino hacia lo que quiero conseguir, con quien/quienes deseo hacerlo, y ponerme a ello.

El miedo al que he venido refiriéndome siempre surge en el plano del pensarse, y se disuelve en plano del vivir y vivirse. La vida no entiende de miedos, es nuestro modo de percibirla y pensarla la que lo incorpora.

Por Carlos de Sanjuán