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Formación: ¿Qué no es la RSE? por José Joya de Roadmap

JOSE JOYA CURSO

La mayoría de los lectores ya saben o intuyen que es la RSE, pero mi experiencia es que ayuda tanto o más a entender la RSE, explicando lo que no es. Aquí están algunas ideas equivocadas sobre la RSE:

La RSE no es acción social

Esta idea debe ser la primera. Es fácil: la RSE no es acción social. Y no lo es en ninguna de sus modalidades: filantrópica, transaccional, o integrativa (como las describe el experto James Austin).

La Acción Social es un elemento más de la RSE, como puede ser la ética, la igualdad, la gestión de los impactos, el diálogo con los grupos de interés, la reducción de emisiones de CO2, u otros. Y desde mi punto de vista, no es ni el primero, ni el más importante.

Es habitual que cuando las empresas dan una charla o ponencia sobre RSE, nos hablen y se centren en su “acción social”, y no en las cosas realmente importantes de la RSE, como las mencionadas anteriormente.

Dicho de otro modo: las empresas socialmente responsables, tienden a hacer acción social. Pero no todas las que hace acción social, son socialmente responsables.

La RSE no va de “devolver a la sociedad”

Aún todavía (increíblemente) se puede escuchar a empresarios o empresarias, o a dirigentes decir que “hacemos RSE porque tenemos que devolver a la sociedad, parte de lo que la sociedad nos ha dado” (u otras variantes similares).

Las empresas no tienen que devolver nada a la sociedad, nada.

Si una empresa ofrece un buen producto y servicio, si además este es innovador, si crea empleo, si paga sus salarios y costes sociales, si gestiona sus impactos, si crece y se internacionaliza, si respeta el medioambiente, si paga sus impuestos, y si tributa donde tiene que tributar (y no en paraísos fiscales), díganme….¿qué tiene que devolver a la sociedad?

Este argumento nuevamente confunde, consolidando, justificando y homologando la RSE como “acción social”, donde a través de las donaciones, patrocinios, mecenazgo, y otras acciones similares, las empresas “devuelven” a la sociedad lo que se supone que esta les ha dado. Este argumento aún sigue haciendo daño a la RSE, pues provoca resistencias en su aplicación al entender muchos empresarios y empresarias que se trata de “gastar en RSE”, mediante las acciones que indiqué antes.

La RSE no es una buena práctica o una técnica de gestión

Es muy habitual hacer  “de una parte, un todo”, esto es, pensar que una empresa es responsable por tener una buena práctica medioambiental, una buena práctica en igualdad, o una buena práctica de voluntariado, o dos, o tres….. una buena práctica es solo eso, una buena práctica.

Todas las empresas tienen buenas prácticas, todas. No conozco a ninguna empresa que no tenga algo de este tipo….y cuanto más grande es la empresa, más buenas prácticas suele tener, pero eso no hace necesariamente de esa empresa, una empresa socialmente responsable. Es necesario conocer de donde surge esa buena práctica, por ejemplo, si nace de la gestión de impactos, o del diálogo con los grupos de interés, como está integrada y es coherente con otras buenas prácticas, etc.

Las Guías de Buenas Prácticas en RSE, son una buena fuente de información para aquellas empresas que quieren conocer, comparar o aplicar lo que hacen otras empresas, pero ayudan poco y hacen difícil conocer si una empresa es socialmente responsable o no, más allá de esa buena práctica.

La RSE no es un valor absoluto

No existen las “empresas socialmente responsables”, porque la RSE no es un valor absoluto, esto es, no existe el valor “eres socialmente responsable” o el valor “no eres socialmente responsable”.

La RSE es un camino, una forma de entender, ser, y hacer empresa. Por tanto, habrá empresas que no han empezado, empresas que están en el camino, empresas avanzadas, empresas maduras, etc…. esto es, hay diferentes “estadios” en el camino de la RSE.

Los Premios a la Responsabilidad Social, del tipo “premio a la empresa socialmente responsable”, ayudan poco y nuevamente confunden, pues nos hacen pensar en ese concepto de valor absoluto, y además permanente de la RSE.

La RSE no es para “cuando las cosas vayan bien”

En un desayuno organizado por un periódico local, con empresas reconocidas en la provincia, y que inicialmente  destacan por su RSE. Una de las directivas de una de ellas dice “ahora no es el momento de la RSE, la hemos reducido al máximo, y volveremos cuando las cosas vayan bien”.

¿Por qué algunos empresarios y empresarias piensan que la RSE es para cuando las cosas vayan bien? Pues porque la entienden básicamente como “acción social”, esto es, por que se trata de “gastar”, de “devolver” a la sociedad, en forma de donación, colaboración, mecenazgo, o patrocinio….y claro, cuando hay crisis, hay menos que dar, o no hay nada que dar.

¿Qué tiene que ver nuevamente ser éticos, trabajar en igualdad, gestionar impactos, dialogar con los grupos de interés, respetar los derechos humanos, ser transparentes, comunicar, etc…con que las cosas vayan bien?

Debemos entender que “la RSE no es para cuando las cosas vayan bien, sino que es lo que debe hacer que las cosas vayan bien”….!!!!!

La RSE no es una balanza

La RSE no es una balanza donde equilibrio mis “buenas prácticas” con mis “malas prácticas”. Muchas empresas nos “bombardean” con todas sus buenas prácticas y acciones, como si de alguna forma compensaran otras no tan buenas (que por supuesto no nos cuentan).

Son empresas que nos cuentan que bien tratan a sus trabajadores, pero tributan en paraísos fiscales,  que están comprometidas con el medioambiente, pero manipulan el software de los vehículos para simular menos emisiones, o nos cuenta que tiene un código ético, y después limita a la competencia o se distribuye el territorio. Es un líder en innovación, y después trafica con mis datos, o monopoliza un sector. Y así sucesivamente……

Alguno pensará que lo que quiero decir es que las empresas deben ser perfectas. No, nada más lejos de mi intención. Toda empresa, sea cual sea su estadio en materia de RSE, está expuesta a un incidente ético, medioambiental, social, u otros. La cuestión surge cuando no se trata de un incidente aislado, sino que forma parte de la actividad o prácticas normales de la empresa: nadie tiene durante 5 años empresas en paraíso fiscales por accidente, o ha pactado con algunos competidores repartirse el territorio y los contratos durante 10 años de forma espontánea, por ejemplo.

jose joya fotoJose Joya