¿Sufres ansiedad? Te enseñamos como controlar una crisis por Xanit Hospital Internacional
La ansiedad como tal no es siempre mala. Se trata de una emoción que todo el mundo puede experimentar ante una situación de incertidumbre, miedo o amenaza y que puede llegar a ser adaptiva y buena si sabemos controlarla.
Es, pues, un sistema de alerta ante situaciones consideradas amenazantes, siendo su principal objetivo movilizar nuestro organismo para mantenerlo alerta y dispuesto a intervenir frente a los riesgos y amenazas, de forma que no se produzcan o se minimicen sus consecuencias. La ansiedad mejora el rendimiento y la adaptación al miedo, y actúa también como un sistema de prevención y defensa.
El problema surge cuando es patológica y se presenta de una forma intensa y con frecuencia, alcanzando esta manifestación psicológica y fisiológica unos niveles muy altos que se traduce en síntomas físicos y psicológicos que comprometen la salud.
Hoy, especialistas en psicología del Hospital Vithas Xanit Internacional nos ofrecen las claves de esta patología para que conozcamos cuáles son sus principales síntomas y cómo podemos aprender a controlarlos.
Síntomas de una crisis de ansiedad
Hay personas que desconocen que los síntomas que padecen están causados por la ansiedad. El primer paso para recuperarse es saber qué les está pasando y darse cuenta de los síntomas. Las crisis de ansiedad se reconocen por padecer alguno/s de los siguientes síntomas:
- Palpitaciones
- Sudoración
- Temblor
- sensación de ahogo
- dolor en el tórax
- dificultad para dormir
- mareo
- aturdimiento o desmayo
- náusea
- hormigueos
- escalofríos o calores
Estos síntomas aparecen bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros diez minutos, tiempo en el que se pueden manifestar más de tres síntomas a la vez, dependiendo de la gravedad del caso.
¿Cómo debemos actuar ante tal situación?
Es importante que aprendamos a manejar la ansiedad así como las fuentes y causas que la originan.
Algunos consejos para poder sobrellevar la situación son:
1.- Evitar la respiración superficial, intensa y rápida, conocida como hiperventilación, porque agrava la sintomatología ansiosa, genera un aumento de la sensación de ahogo y facilita el camino hacia las crisis de pánico.
En lugar de hiperventilar, es recomendable realizar una inspiración con tranquilidad durante varios segundos, y luego expirar también de forma lenta.
2.-Concentrarse en una lectura, unos niños jugando, un viaje imaginario, un paisaje, una conversación…, y no en los propios síntomas.
3.- No tomar café u otros estimulantes, porque no favorecen nada, y tampoco alcohol, porque este último, aunque es un depresor del sistema nervioso, inicialmente reduce la ansiedad, pero en un plazo posterior, aumentará las probabilidades de tener crisis de pánico.
- También ayudan las técnicas de relajación (muscular progresiva, respiración, imaginación, entre otros). Con ellas se reduce la activación fisiológica, se sueltan los músculos, etc.