Navegando de ceñida
Marbella me recuerda en los últimos meses al paradójico efecto que se genera al navegar con el viento en contra, por el cual un velero avanza, aunque sea a menor velocidad que con viento de popa.
Despejada la incógnita de las recientes elecciones autonómicas y con las incertidumbres generadas por la incorporación de IU al Gobierno andaluz, ya tenemos todos los elementos del escenario en el que nos tenemos que mover en el futuro más próximo. Y a ese escenario, que tiene como mar de fondo la profunda crisis económica, se añade la reciente tormenta que ha vuelto a impregnar la Costa del Sol de noticias que afectan de manera muy negativa a nuestra imagen y nuestro futuro. Una vez que Marbella comenzaba a olvidar los tiempos pasados, nos revuelcan una vez más con otra noticia escandalosa -la del Ayto. de Casares- que pone de nuevo a toda la Costa del Sol en la picota.
Aun así, con este panorama, lo cierto es que Marbella sigue adelante aunque sea despacio, navegando de ceñida. Y creo que existen razones para que seamos optimistas con nuestra ciudad, aunque nunca autocomplacientes.
Tenemos un PGOU desde hace ya dos años que, aun no siendo el mejor de los posibles, sería mucho peor no tenerlo. También es cierto que se van descubriendo posibilidades “escondidas” de este Plan General que permiten la materialización de proyectos que pueden ser muy interesantes para la ciudad.
Los datos objetivos que arrojan los distintos agentes son alentadores. El número de negocios abiertos en Marbella en el último año es claramente superior al anterior; las cifras de ventas de viviendas en complejos de segunda residencia de nivel medio-alto se ha incrementado de forma decidida en los últimos trimestres; el número de licencias de obras concedidas también se ha incrementado, incluyendo algunas construcciones plurifamiliares; se han realizado inversiones muy importantes de equipamientos privados, especialmente en el sector sanitario: Ampliación de clínicas como la Buchinger y HC, construcción de la nueva clínica CERAM para la mujer y la familia, etc. Incluso en mi actividad, la de de los seguros, he notado un incremento importante de la contratación en el último año, a pesar de la desesperada e indecente competencia bancaria en este sector limitándose a vender seguros por no poder ofrecer otra cosa, prestando un mal servicio asegurador a sus clientes.
Ni siquiera el mal tiempo que hemos sufrido en Semana Santa y en los últimos puentes vacacionales ha empañado las buenas cifras de visitantes, lo que nos hace vislumbrar una temporada veraniega repleta de índices atractivos para todos.
Todo ello sin hablar de los grandes proyectos pendientes de ejecutar en la ciudad, tales como la ampliación del Puerto de la Bajadilla, que servirán de locomotora para nuevas inversiones que vendrán tras su estela.
Por todo lo anterior, tengo la firme convicción de que si todos hacemos bien las cosas -y cuando digo todos me refiero a estamentos públicos, empresarios y trabajadores y ciudadanos en general, cada uno en su ámbito de actuación- y los vientos sean algo favorables, este barco navegará bien y llegará a buen puerto. Estoy convencido de que Marbella despertará de esta «pesadilla» colectiva más pronto que tarde. En estos momentos, como siempre ha sido, el empresariado de la ciudad tenemos que demostrar que sabemos, podemos y queremos arrimar el hombro, todos a una, para despegar cuanto antes. Si con el viento en contra nos movemos aunque sea despacio, cuando nos venga de popa seremos imparables. Solo hay que seguir trabajando duro y bien y esperar a que escampe.
Ignacio Poggio Torán
Corredor de seguros
Segurosmarbella.com