Liderazgo y optimismo inspirador
Hablo con empresarios y algunos están preocupados y con una actitud pesimista porque las ventas bajan, los márgenes se ajustan, los impagados aumentan y las expectativas son inciertas y se intuyen adversas, aunque ya van llegando mensajes macroeconómicos de que la situación empieza a mejorar, si bien todavía no ha llegado a la economía real y se vislumbra que todavía ha de transcurrir bastante tiempo para que volvamos a la senda de la confianza, y de los buenos resultados.
Hasta ahora hablaba con directivos del sector financiero y se sienten presionados, con muchas incertidumbres, que deben colocar productos de campaña ordenados por la central, con la morosidad latente y que han tenido que decir demasiadas veces que no a las empresas y a los particulares que han solicitado financiación. En este caso parece que se está despejando tímidamente la situación y que el sector financiero está iniciando campañas de financiación a la pyme que espero generen nuevas oportunidades para las empresas que en estos cinco años han subsistido y que merecen todo el respeto del mundo.
Hablo con personas asalariadas y están muy preocupados con la nueva Ley laboral y las repercusiones que implica para la estabilidad de sus puestos de trabajo, a la vez que siguen percibiendo pesimismo en sus empresas, mala o nula comunicación, incremento de la presión, nervios por alcanzar los objetivos y volver a la senda de beneficios y expectativas complejas, y todo ello genera falta de motivación.
Muchas empresas están plagadas de cuerpos sin mentes ni almas, y esto es muy peligroso. Antes una persona que no estaba a gusto en una empresa, buscaba otro trabajo y lo encontraba, ahora no hay mercado y permanece en la misma empresa, simplemente “cumpliendo”, pero su mente y sobre todo su alma está muy lejos de la misma.
Esta situación bloquea las actitudes, las emociones y la productividad, y entramos en una dinámica en la que se instala el miedo que afecta a la toma de decisiones, a asumir riesgos, a innovar y a posicionarnos ante la oportunidad que representa la competitividad y coger impulso pensando de forma estratégica.
El ambiente que se respira en el entorno no ayuda. Los medios de comunicación dan mensajes optimistas o catastrofistas, en ocasiones exagerando la noticia alrededor de su pensamiento político, los gobiernos han tomado decisiones a la velocidad que marcan sus intereses políticos y se están tomando decisiones impopulares, condicionados por lo que les dictan en Europa, asumiendo un gran desgaste presente y probablemente futuro.
Con el optimismo inspirador por bandera la misión de un directivo debe ser la de no desmotivar a nadie del equipo
En definitiva, creo que debemos entender que nunca hemos sido lo ricos que nos creíamos o nos hacían creer y que estamos perdiendo derechos y ventajas que teníamos asumidos porque pensábamos que como país nos lo podíamos permitir. Ante esta situación podemos hacer dos cosas: o lamentarnos, bloquearnos y pararnos o mirar hacia adelante, sin perder la visión realista, entender que la solución de muchos problemas está en nuestra actitud y atrevernos a tomar decisiones y asumir ciertos riesgos.
Para ello, debemos inspirarnos e inspirar a nuestras organizaciones a ser optimistas, a entender que para conseguir buenos resultados debemos trabajar mucho más y mejor que antes, y no perder el foco del cliente, escucharlo y adaptarnos a lo que realmente necesita.
Con el optimismo inspirador por bandera nuestra misión debe ser la de no desmotivar a nadie del equipo. Todos somos necesarios, todos debemos dar el máximo y unirnos para conseguir los resultados necesarios para salir de esta situación.
Debemos celebrar los éxitos y minimizar los fracasos, debemos buscar fórmulas de diferenciación de nuestra competencia, debemos flexibilizar nuestros procesos y debemos ir más deprisa que los demás, porque actualmente las decisiones se toman muy a corto plazo y están provocadas por una necesidad inmediata.
Inspira a toda la organización y ayuda a tu equipo a entender que hay un futuro mucho más positivo que nos espera y que cada día que transcurre no vuelve más, por tanto, si no lo aprovechamos ahora la oportunidad se escapa con él.