¡¡Cuidado con el frío!! Recomendaciones por el Hospital Vithas Xanit Internacional
Llega el invierno y el frío se hace constante y persistente. Los cambios bruscos de temperatura, el viento, la lluvia y otros cambios propios de esta época pueden afectar a nuestra piel si no la protegemos de forma adecuada. Hoy, desde el Servicio de Dermatología del Hospital Vithas Xanit Internacional nos ofrecen algunos consejos para proteger nuestra piel en los meses de invierno. Toma nota de ellos:
-Debemos hidratar la piel de forma constante y adecuada: los cambios bruscos de temperatura propios de estas fechas perjudican a la capa hidrolipídica de la piel, disminuyendo las defensas ante las agresiones externas. Esto da lugar una deshidratación de la misma, por lo que, en estos meses la hidratación de nuestra piel es fundamental para cualquier tipo de piel (seca, grasa, o sensible).
-Las pieles más secas, finas y claras suelen ser más propensas al enrojecimiento cutáneo característico del invierno. Existen serums y cremas hidratantes específicas contra las rojeces, con dosis de colágeno que refuerza las paredes de los capilares y evitar su permeabilidad.
-Cuidado especial con labios y manos: los labios y las manos están más expuestos al frío durante estos meses. Su piel, además, es más fina y no tiene glándulas sudoríparas y sebáceas, lo que conlleva a una regulación peor de los cambios de temperatura respecto a otras partes de nuestra piel. Para hidratarlos de forma correcta deberemos usar protectores labiales hidratantes, evitando humedecerlos con saliva cuando los notemos resecos, ya que esto sólo consigue que se irriten más.
-La piel de las manos tiene menos glándulas sebáceas que otras partes del cuerpo, y es más complicado mantenerlas húmedas, así que se resecan más y se agrietan, lo que causa picazón. Para protegerlas del frío, se aconseja usar guantes de algodón y optar por cremas que ayuden a mantener la humedad y aporten suavidad a las manos.
-Las personas con piel seca, sensible o que padecen enfermedades cutáneas, debe aumentar la humedad ambiental de la vivienda o los espacios de trabajo, a base de humidificadores o colocando toallas húmedas en radiadores o focos de calor. Los expertos consideran que la temperatura ambiente de un espacio cerrado no debería sobrepasar los 22 grados.
-Usar agua tibia y jabones especiales para el baño: se aconseja regular la temperatura del agua de la ducha, evitando ponerla muy caliente ya que los baños excesivamente calientes y prolongados remueven el manto hidrolipídico y son malos para la circulación sanguínea. Se aconseja también el uso de jabones que respeten la estructura química de la piel.