Los expertos aseguran que la reeducación obstétrica debe comenzar desde el embarazo para evitar factores de riesgo y prevenir secuelas del parto
La presión que ejerce el bebé durante su crecimiento en el útero materno y su propio peso, que va aumentando a lo largo del embarazo, unido a los cambios hormonales, provocan que los músculos y ligamentos del suelo pélvico puedan causar distintos problemas. Son secuelas que pueden diagnosticarse días después del parto o pueden aflorar años después de haber tenido el bebé.
“Normalmente los problemas posparto de cierta gravedad son tratados inmediatamente después de dar a luz. Sin embargo, ocurre con frecuencia que la parturienta no es consciente de ningún tipo de patología y, pasados 5, 10 e incluso 15 años, empiezan los episodios de incontinencia, los prolapsos o problemas de disfunciones sexuales. Por ello, insistimos en abordar la salud del suelo pélvico de la mujer de manera preventiva, trabajando con la embarazada en la etapa prenatal”, explica
Romina Tornay, especialista del servicio de
Rehabilitación y Fisioterapia del
Hospital Quirónsalud Marbella.
Una buena reeducación obstétrica permite a la mujer adoptar una postura adecuada y conocer cuáles son los factores de riesgo del parto. Los músculos del suelo pélvico están diseñados para permitir que el bebé baje por el canal del parto y ese esfuerzo es muy intenso durante el periodo expulsivo del parto, cuando la madre realiza los pujos necesarios para traer a su bebé al mundo. La misión de los fisioterapeutas es preparar el cuerpo de la mujer mediante una planificación inpidualizada que incluye estiramientos específicos, ejercicios de movilidad articular y tonificación de toda la zona abdomino pélvica.
Una vez dado a luz, es aconsejable realizar una valoración postparto, entre la sexta y la octava semana, para así poder determinar qué daño músculo esquelético se ha producido durante el propio embarazo y el parto. “Utilizamos técnica como la ecografía, con la que podemos observar si la contracción es correcta en la zona del abdomen y en la zona del periné. Asimismo, la electroterapia y la electromiografía, que son técnicas no invasivas, nos van a aportar datos relevantes del estado de la musculatura” matiza
Tornay.
En función de los daños que se hayan producido, se diseñará un tratamiento personalizado encaminado a la revaloración de la postura y de la gestión de las presiones intraabdominales. En aquellos casos en los que se detecta que el tono abdominal y/o pélvico no son suficientes, la electroterapia es una técnica coadyuvante, además de la reeducación y readaptación al esfuerzo mediante el ejercicio terapéutico. En ocasiones se requiere recuperar el tejido debido a la cicatriz de la episiotomía o de la cesárea, mediante sesiones de diatermia como la radiofrecuencia. Técnica que ofrece, en palabras de la fisioterapeuta, “excelentes resultados en el tejido lesionado debido a su influencia en la remodelación y regeneración del mismo, ya que propician la regeneración del colágeno de manera natural”.
Unidad de atención integral al embarazo, parto y puerperio
El servicio de
Rehabilitación y Fisioterapia del
Hospital Quirónsalud Marbella forma parte del proyecto asistencial denominado
Unidad de atención integral al Embarazo, Parto y Puerperio cuyo objetivo es prestar una asistencia completa a la gestante mediante la planificación de un circuito de visitas en las que obtendrá la supervisión de distintos especialistas involucrados en la atención de la mujer y el desarrollo de su bebé.
Ginecólogos, matronas y fisioterapeutas integran este proyecto asistencial que trabajan de forma coordinada poniendo a su servicio todos los recursos de los que dispone el hospital tanto en el ámbito tecnológico como en el ámbito profesional. Una primera consulta al especialista sirve para activar la hoja de ruta de esta unidad de atención multidisciplinar.