Pese a ser un componente natural del ser humano, como vimos en este post, la ansiedad descontrolada puede ser abrumadora y manifestarse de muchas formas, hasta el punto de afectar muy negativamente al estilo de vida de quien la padece. Por fortuna, existen estrategias para gestionarla y mejorar nuestra calidad de vida, así como ayuda psicológica a la que podemos acudir.
¿Cuándo hablamos de trastornos de ansiedad? Cuando el sistema de alarma no está funcionando adecuadamente.
Cuando esa alarma no para de sonar y no existe un peligro real que haya que evitar. En otras palabras,
cuando sufrimos sin sentido. El 6,7 % de la población, según diferentes estudios, está diagnosticada de ansiedad. El porcentaje de quienes la padecen es en realidad muy superior, porque este casi 7% solo recoge a los diagnosticados.
La prueba más fehaciente de que la ansiedad descontrolada puede afectar de maneras muy distintas, dependiendo de persos factores, es que existen hasta nueve tipos de trastornos de ansiedad:
- Trastorno de ansiedad generalizada
- Fobia específica
- Trastorno de ansiedad por enfermedad o hipocondriasis
- Agorafobia
- Trastorno de pánico o crisis de ansiedad
- Trastorno de ansiedad por separación
- Mutismo selectivo
- Trastorno de ansiedad inducido por sustancias
- Trastorno de ansiedad por una afección médica
¿Qué tienen en común todos estos trastornos? Los pensamientos, las sensaciones corporales o incluso la forma de comportarnos generan sufrimiento y limitan nuestra vida. Cuando esto ocurre y nos sentimos desbordados totalmente, es cuando es necesario pedir ayuda psicológica.
Pautas útiles para gestionar mejor nuestros niveles de ansiedad
Todos, en algún momento, podemos vernos afectados por episodios de ansiedad. Para prevenirlos, hay ciertos hábitos que podemos incorporar a nuestra vida y que nos serán muy útiles:
- Hacer ejercicio físico o practicar algún deporte. Este es un factor protector tanto a nivel físico como psicológico. Al liberar endorfinas, estas sustancias químicas nos hacen aumentar nuestro estado anímico y también es beneficioso para disminuir pensamientos rumiativos o repetitivos.
- Realizar mindfulness o atención plena. Puede ayudarnos al centrar nuestra atención en el momento presente, en las cosas que nos rodean, las personas que nos importan, la actividad que estamos realizando en el aquí y ahora... No debemos enredarnos con asuntos del pasado o de un hipotético futuro que no conocemos todavía.
- Exponernos a aquello que nos da miedo y no evitarlo. La exposición es fundamental para habituarnos a los síntomas fisiológicos de la ansiedad. Ya sea miedo al rechazo, a las alturas, a las arañas… Cuanto más nos expongamos a estas sensaciones que nos generan malestar, más rápido dejaremos de sentirlo.
- Cuestionarnos la gravedad de nuestros pensamientos. Es importante hacernos preguntas como: ¿Esto que pienso es realista? ¿Tengo pruebas de que lo que pienso es cierto? ¿Existe otro pensamiento alternativo al que estoy teniendo? Si adquirimos un pensamiento más objetivo y optimista, esto nos influirá positivamente en cuanto a la prevención y tratamiento de los síntomas de la ansiedad.
Además de lo expuesto anteriormente, es muy importante reconocer los síntomas fisiológicos de dos tipos de trastornos, los más comunes en las consultas de los psicólogos: las crisis de ansiedad y el trastorno de ansiedad generalizada.
En el caso de las crisis de ansiedad, los síntomas son:
1.- Palpitaciones.
2.- Sudoración.
3.- Temblores y sacudidas.
4.- Dificultad para respirar o asfixia.
5.- Sensación de ahogo.
6.- Escalofríos o sensación de calor.
7.- Parestesia (entumecimiento u hormigueo en los dedos).
8.- Desrealización o despersonalización.
9.- Dolor o molestia en el tórax.
10.- Náuseas o malestar abdominal.
11.- Mareos, inestabilidad, aturdimiento y desmayo.
12.- Miedo a perder el control.
13.- Miedo a morir.
En cuanto al trastorno de ansiedad generalizada, los indicadores serían:
1.- Inquietud.
2.- Falta de concentración.
3.- Tensión muscular.
4.- Fatigabilidad fácil.
5.- Irritabilidad.
Esta información es orientativa y no se debe tender al autodiagnóstico. Es importante remarcar que, para diagnosticar un trastorno de ansiedad, es necesario tener en cuenta diferentes factores, y para ello, es esencial la evaluación por parte de un profesional cualificado.
En conclusión, entender la ansiedad y su propósito evolutivo, así como aplicar estrategias prácticas para gestionar sus trastornos, puede marcar la diferencia en la gestión de este sistema de alerta natural.
Además, recuerda que no estás solo. Hay recursos para enfrentar la ansiedad y, si consideras que no son suficientes para ello, busca ayuda psicológica de un profesional.
Carolina Aguilar
Psicóloga Clínica (Hospiten Estepona y Algeciras)
Experta en Inteligencia Emocional