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Entendiendo la ansiedad, un mecanismo común a todos los humanos con un propósito evolutivo

HOSPITEN ESTEPONA


Entendiendo la ansiedad, un mecanismo común a todos los humanos con un propósito evolutivo
Aunque en muchas ocasiones es percibida como algo negativo, la ansiedad es una reacción natural del cuerpo humano, común a todas las personas, y con una función muy determinante en la evolución y supervivencia de la especie. El problema viene cuando se descontrola y provoca malestar y sufrimiento. En este post intentaremos arrojar un poco de luz sobre la ansiedad, para así entender mejor su funcionamiento y su función en el desarrollo humano.

 

La ansiedad, ese sistema de alerta que se activa ante la percepción de peligro, es como un botón interno que nos impulsa a reaccionar en apenas un segundo, pasando del 0% al 120% de activación para evitar posibles daños. Se trata de un mecanismo filogenético, es decir, forma parte de nuestro ADN y está diseñado para protegernos como especie humana.

 

Por lo tanto, si la ansiedad pertenece a nuestro ADN, ¿tiene sentido que nos haga daño? En principio, no. ¿Verdad? Sin embargo, sí que nos puede hacer sufrir y, aunque eso pase, es fundamental para nuestra supervivencia.

 

Para entender mejor el concepto de ansiedad, podemos compararla con el dolor, ambos sistemas primarios. Aunque para nosotros sea desagradable sentir dolor, éste nos permite identificar y localizar un daño, para posteriormente ponerle remedio. Con la ansiedad pasa algo muy parecido, aunque sea desagradable de sentir, gracias a ella podemos identificar un posible peligro y podemos afrontarlo para evitar un daño. Por lo tanto, dolor y ansiedad nos han servido para sobrevivir como especie humana.

 

El desconocimiento de este mecanismo nos lleva a que, cuando hablamos de ansiedad, pensemos sobre todo en el malestar que nos genera experimentar ciertos síntomas en nuestro cuerpo. Pero la ansiedad es algo más complicado.

 

Volviendo a lo que decíamos al principio, en ese segundo donde nuestro organismo percibe la presencia de un posible peligro, aparecen 3 tipos respuestas:

1.-Respuesta cognitiva. O lo que es lo mismo, un pensamiento o conjunto de pensamientos. Ante un peligro inminente (por ejemplo, se acerca un coche a toda velocidad) podrían asaltarnos pensamientos del tipo “voy a morir”. O en otro ejemplo, que podría ser que nuestro jefe nos exija terminar un trabajo complicado en muy pocas horas, los pensamientos que surjan podrían ser parecidos a “madre mía, si no lo termino a tiempo me va a despedir”.

 

Esto produciría:

2.- Respuesta fisiológica. Sensaciones a nivel corporal. Taquicardia, hiperventilación, tensión muscular…

 

Esto produciría:

3.- Respuesta conductual. Comportamientos. Teniendo de referencia los dos casos, en el primero intentaríamos esquivar el coche, y en el segundo, activaríamos todos nuestros recursos cognitivos y realizaríamos los informes pertinentes antes del tiempo establecido.

 

En conclusión, la ansiedad es un componente natural e inherente a nuestra biología y debemos entender que está destinada a protegernos. Sin embargo, cuando esta respuesta se descontrola, podemos enfrentarnos a lo que se conoce como trastornos de ansiedad, donde la alarma no cesa de sonar sin un peligro real que la desencadene. Es aquí donde el sufrimiento carece de sentido y es esencial hacerle frente, bien con nuestras propias herramientas o buscando ayuda psicológica.

 


Carolina Aguilar


Psicóloga Clínica (Hospiten Estepona y Algeciras)


Experta en Inteligencia Emocional